Cholitas paceñas hacen alarde de su orgullo étnico

Polleras de colores brillantes y chales con flecos remolino y los pendientes de oro macizo y broches brillantes, se balancean arriba y abajo.

Es sábado por la tarde, y la clase de modelado está en sesión. Pero estas no son las supermodelos de tamaño que usan la última costura europea; son mujeres menudas indígenas vestidas con chales, capas de enaguas y polleras.

Están vestidas con el traje tradicional de las mujeres aymara de La Paz - conocidas como cholitas paceñas - un colectivo que en una época denotaba la pertenencia a una sección de marginadas y oprimidas de la sociedad boliviana, pero ahora refleja la creciente confianza y el gasto de energía del país de emergente de la clase media indígena.

La directora de la escuela de modelos, Rosario Aguilar Rodríguez, es una abogada y política local que dice que está orgullosa de llevar la falda plisada conocida como la pollera. También señala que el estilo cholita es una buena inversión.

"El mercado más fuerte está en las mujeres que usan la pollera. Ellas tienen los recursos económicos para comprar un buen colchón, buen perfume, buenos muebles. Así que las apuestas en las mujeres indígenas y mestizas como modelos significa llegar a un grupo muy importante ", dijo.

Bolivia sigue siendo uno de los países más pobres de América Latina, pero su economía ha crecido rápidamente en los últimos años debido a los altos precios del mineral y los precios del gas, las políticas económicas pragmáticas del gobierno es otra factor importante. Este crecimiento ha ayudado a un auge comercial en La Paz y la vecina ciudad de El Alto, donde los comerciantes aymaras - muchas de ellas mujeres - juegan un papel importante y lucrativo.

Nilda Virginia Gutiérrez es una comerciante y diseñadora de moda, cuya pequeña tienda en La Paz está repleto de piso a techo con un arco iris de faldas y chales. "Traemos nueva moda cada mes", dice ella. "Siempre estamos innovando, porque hay tanta competencia."

Incluso el ojo inexperto puede ver que esta moda no es estática. Las coronas de los bombines que se posan encima de las trenzas negras brillantes de una cholita son cada vez más y más.

"Ahora la gente está gastando más - la gente quiere un equipo entero, de la joyería de los zapatos al sombrero", dijo Gutiérrez.

Nada de eso es barato: un Borsalino - la marca más famosa de bombín - cuesta alrededor de 300 libras, y un equipo estándar comúnmente cuesta otros 300. No hay equipo completo sin aretes y un broche brillante para fijar el chal y otra que adorna el sombrero. Un conjunto puede costar alrededor de 1.400 libras - pero lo mejor puede estar muy por encima de 6.000.

Estos conjuntos extraordinarios se muestran afuera en eventos como bodas, o fiesta del Gran Poder que se realiza año tras año en La Paz, que trae comerciantes aymaras ricos de las ciudades en vigor. Algunas de las joyas de las mujeres se usan en el Gran Poder son tan caros que contratan a guardaespaldas que las siguen durante todo el día.

Este aumento de la visibilidad es más que un ejercicio en el consumo: forzadas a la servidumbre bajo el dominio colonial y posteriormente relegadas a los márgenes de la sociedad, muchos pueblos indígenas de Bolivia son excluidos de la sociedad. Hasta la década de 1990, la que llevaba una pollera o un poncho a una oficina del gobierno habría sido impensable.

Pero las actitudes empezaron a cambiar con la elección de Evo Morales, el primer presidente indígena del país que asumió el cargo en 2006.

"Antes incluso reconocerse como aymara era difícil. Realmente sucedía lo contrario - porque cuanto menos aymara eras, tenías mayor movilidad social. Hoy en día es muy diferente ", dijo el sociólogo Germán Guaygua, que trabaja en el Ministerio de Asuntos Exteriores.

La modelo y personaje de la televisión Maria Elena Salgado Condori encarna el espíritu emprendedor y el orgullo étnico de esta nueva identidad aymara. "Me he puesto la pollera desde que era muy pequeña. Mi madre lleva la pollera, y también lo hizo mi abuela ", dijo.

"Para nosotras esto es un arte", dijo Condori Salgado de la ropa y el mensaje que envían al mundo. "Vamos a conservarlo - al menos yo no voy a cambiar."

Vía: The Guardian